Los cabeceros de cama comenzaron a utilizarse en la Grecia Clásica como un elemento decorativo que aportaba personalidad y lujo en el dormitorio. Con el paso de los años se han convertido en una parte importante que además crear un ambiente acogedor cumple otras funciones en el dormitorio. ¿Alguna vez te has preguntado qué servicios tiene el cabecero de cama además del estético? ¡Sigue leyendo y te sorprenderás!
Por qué no debe faltar un cabecero en tu habitación
Decora y da estilo a tu dormitorio
Quizás la razón más evidente es que cumple una función estética porque enmarca la cama y proporciona un toque personal al dormitorio. Existen millones de opciones en el mundo de los cabeceros (metálicos, de madera, tapizados, acolchados…), en función de los gustos personales de cada uno. En general, dan un mejor aspecto a la cama y al dormitorio.
El cabecero es aislante
Además de su función estética, el cabecero de la cama cumple una función práctica que pasamos por alto la mayoría de las veces: mantiene una separación prudente entre la cama y la pared evitando que el frío llegue nuestra cabeza mientras dormimos, especialmente en invierno. Además, también aísla de los ruidos que se puedan producir en la habitación contigua perjudicando nuestro descanso.
Utilizar cabecero es higiénico
Ayuda a proteger la pared del roce diario de la almohada e impide que se cuele por el hueco mientras dormimos. Además, por general, son fáciles de limpiar y su mantenimiento es muy sencillo.
Un cabecero que funciona como repisa
Además de su función decorativa principal, si el cabecero de la cama es de al menos 20 cm de fondo podemos aprovechar su superficie como repisa. Esta función resulta muy útil especialmente cuando tenemos problemas de espacio y no es posible añadir mesillas de noche a los laterales de la cama.
El cabecero como mueble de almacenaje
Existen cabeceros que incorporan estantes de almacenaje y puertas laterales, una opción muy interesante si, como comentábamos en el caso anterior, disponemos de poco espacio en la habitación. Nos permitirá tener todo a mano y aprovechar al máximo el espacio.
Proporciona comodidad y sensación de seguridad
El cabecero evita que nos golpeemos la cabeza contra la pared mientras dormimos. Además, en el caso de los cabeceros tapizados o acolchados proporcionan un extra de confort para nuestra espalda cuando nos sentamos sobre la cama para leer o ver la televisión. También como te contábamos es nuestro post sobre Feng Shui en el dormitorio para dormir mejor, utilizar un cabecero proporciona sensación de protección y resguardo, lo que nos permite descansar mejor.
Tipos de cabeceros de cama
Cabeceros de forja:
Este tipo de cabeceros aporta un estilo clásico o vintage al dormitorio aunque su función es principalmente decorativa. A pesar de que estéticamente son muy lucidos, la frialdad de sus materiales lo convierte en la opción menos acogedora.
Cabeceros de madera:
La opción de un cabecero de madera es la más útil en términos de funcionalidad porque podemos utilizarlo de repisa o incorporar módulos de almacenaje ocultos para aprovechar espacios “muertos” de la habitación. Este tipo de cabeceros aportan un ambiente natural y cálido.
Cabeceros acolchados o tapizados:
Los cabeceros tapizados son los que permiten mayor personalización en términos de diseño, forma, color, textura… y son los más cómodos cuando los utilizamos como respaldo cuando nos sentamos sobre la cama.
Cómo elegir el tamaño correcto de cabecero para tu colchón
Aunque en la elección del tamaño del cabecero hay una cuestión estética y de gusto personal, debemos tener en cuenta la altura y ancho del somier o base, las medidas del colchón y las mesillas de noche. Por lo general, se toma como referencia la altura del colchón (con la base incluida) a partir de la que deben quedar entre 65 y 80 cm de cabecero a la vista.
En cuanto al ancho, lo ideal es que enmarque la cama al menos 10 cm de cada lado, por lo que el cabecero debe ser al menos 20 cm más ancho que nuestro colchón.
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